
El 16 de febrero de 1881 llegaron a Utrera los primeros seis salesianos, enviados por el propio San Juan Bosco. Desde ese momento, la historia de los Salesianos quedó estrechamente ligada a la ciudad, pues Utrera fue la primera casa fundada en España.
Desde entonces, la congregación ha desempeñado una labor invaluable en la educación de cientos de miles de niños y jóvenes. En aquellos tiempos, la falta de recursos educativos era notoria, motivo por el cual el Marqués de Casa Ulloa solicitó la presencia de la orden para impartir enseñanza en la localidad.
El alcalde de Utrera, Francisco Jiménez, ha recordado que “la llegada de los Salesianos fue posible gracias a la insistencia de la familia Ulloa, que, preocupada por la escasez de oportunidades educativas, luchó para que los más jóvenes adquirieran los conocimientos esenciales”.
El 16 de febrero de 1956, en el 75 aniversario de la llegada de los Salesianos, se inició el Jubileo de las Bodas de Diamante. Como parte de la celebración, se instaló una placa conmemorativa en la fachada de la que fuera la casa del Marqués de Casa Ulloa, ubicada en la calle Virgen de Consolación, 16, en honor a la llegada de los primeros miembros de la congregación.
Con el paso del tiempo, la placa ha sufrido un evidente desgaste. Por ello, desde la delegación municipal de Cultura se ha decidido restaurarla, tarea que ha sido confiada al ceramista utrerano Joaquín García Anaya, experto en pintura sobre cerámica y con una amplia trayectoria profesional.
El alcalde ha destacado que esta restauración “es un acto que reafirma la importancia de la comunidad salesiana en la historia de Utrera, una historia única en la que esta congregación ocupa un lugar fundamental”. Por su parte, Ramón Ronda, director del Colegio Salesianos, ha señalado que “esta placa simboliza el cariño que el pueblo de Utrera tiene por los Salesianos y viceversa”.
Durante el proceso de restauración, se han podido apreciar los diferentes colores que la placa ha tenido a lo largo de los años, descubriéndose el tono original: un rojo conocido como “rojo carruaje” o “rojo inglés”, que se ha recuperado para las letras de la inscripción, manteniendo el fondo blanco.
Gracias a este trabajo de restauración, se mantiene viva la memoria de un vínculo histórico que sigue marcando la identidad de Utrera y su gente.