25 DE NOVIEMBRE: DÍA INTERNACIONAL DE LA ELIMINACIÓN DE LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER.

El feminismo salva vidas. El machismo mata.

Sin embargo, la palabra feminismo sigue generando resistencias y reticencias. En este contexto, el apoyo social y la conciencia individual son esenciales para avanzar colectivamente hacia los objetivos feministas, que no son otros que lograr la erradicación de las desigualdades entre hombres y mujeres.

La violencia machista, lamentablemente, es una realidad constante en nuestra sociedad. A diario, a través de las pantallas de nuestros móviles o televisores, los medios de comunicación nos muestran la magnitud de un problema que no podemos ignorar. Este no es un asunto ajeno, nos toca muy de cerca. Porque de lo que hablamos es de algo tan básico como el derecho a la vida, la dignidad y la libertad de decidir.

Garantizar estos derechos inalienables pasa necesariamente por alcanzar la igualdad efectiva entre hombres y mujeres. Sin embargo, esta meta sigue estando lejos, afectando todos los ámbitos de nuestra sociedad: la educación, el trabajo, la cultura y, en definitiva, nuestra convivencia diaria. El machismo y su violencia no se limitan a los casos más visibles, como agresiones físicas o asesinatos, sino que están presentes en las estructuras y dinámicas de poder que condicionan nuestras vidas cotidianas.

Desde nuestra posición política e institucional, hoy, 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, debemos exponer públicamente las desigualdades, la violencia y la discriminación que a diario afectan a más de la mitad de la población: las mujeres y las niñas.

A estas alturas de 2024, seguimos registrando cifras aterradoras: asesinatos de mujeres y menores que superan a las víctimas de accidentes de tráfico o terrorismo. La violencia de género supone un desafío monumental, cuyas terribles consecuencias pueden marcar la vida de las mujeres durante años, incluso cuando no culminan en asesinato.

¿Cómo es esto posible?

La respuesta es compleja y devastadora: el machismo destruye la vida de las mujeres en todos sus aspectos —afectivo, familiar, educativo y laboral. El primer paso del agresor suele ser aislar a la víctima, separarla de su red de apoyo y sumirla en la soledad, para después minar su autoestima y convertir su existencia en un infierno. Aunque no haya un cadáver, la víctima sigue siendo aniquilada emocionalmente, quedando atrapada en una prisión de miedo constante.

La impunidad que a menudo rodea a los agresores agrava aún más el problema. En demasiados casos, la falta de pruebas «visibles» —como la sangre— hace que las víctimas carguen con la condena de vivir con el temor perpetuo a perder su vida, incluso en los actos más cotidianos, como ir a comprar el pan.

Desde 2003, las cifras oficiales en España son devastadoras:

Mujeres asesinadas: 1.284.

Niños y niñas asesinados: 63.

Huérfanos por violencia machista desde 2013: 463.

Solo en 2024, hemos perdido a 40 mujeres a manos de sus parejas o exparejas. De ellas, únicamente 9 habían denunciado previamente. Además, 10 niños y niñas han sido asesinados este año por sus propios padres o las parejas de sus madres.

La violencia vicaria —aquella ejercida contra los hijos para dañar a la madre— plantea un desafío particularmente complejo. Su invisibilidad y la falta de medidas preventivas adecuadas facilitan que estas tragedias se repitan. La protección de las mujeres y sus hijos/as, especialmente en contextos de separaciones conflictivas, requiere de políticas públicas más firmes y eficaces.

Además de estas cifras estremecedoras, no podemos olvidar otras formas de violencia que también persisten y crecen, como las agresiones sexuales, el acoso, la trata de personas con fines de explotación sexual y la ciberviolencia, que afecta cada vez a edades más tempranas.

La erradicación de la violencia contra las mujeres debe ser un objetivo prioritario de toda la sociedad. Por ello, hoy, desde el Pleno de la Corporación del Ayuntamiento de Utrera:

Condenamos enérgicamente cualquier tipo de violencia ejercida contra las mujeres por el simple hecho de serlo.

Ratificamos nuestro compromiso con la lucha para erradicar esta lacra social.

Defendemos el derecho de todas las personas a vivir en igualdad plena, libre de miedos y discriminaciones.

Porque las cifras aquí expuestas no son solo números; son vidas arrebatadas, sueños truncados y familias devastadas. Sigamos trabajando juntos para no fallarles a las víctimas.

Utrera, 25 de noviembre de 2024.